Queridos lectores!
Tres maravillosos días he estado en las salinas de Bonanza y las marismas del Guadalquivir. Y pese a que el termómetro subía a 38,5º C me lo he pasado simplemente fenomenal! Me sentí rodeada de aves y a cada rato descubría alguna escena especial y bella. - Poco a poco os iré contando esos pequeños y grandes acontecimientos!
Ya en la entrada a las salinas me recibía una lavandera boyera y ...
... me acompañaron durante todos esos días. Bueno, en realidad me ignoraban por completo, claro está, porque ...
... toda su empeño lo pusieron en ...
... llamar la atención de su pareja:
Que graciosos y que regalo ...
... de poder participar así de su vida:
"Puede ser, que no cante como un ruiseñor, pero ...
... que más le queda a este pobretón sin color? A mí se me rinden las damas por mis bellas plumas!"
Siempre le sorprenden a uno bandos de aves en las salinas que de pronto levantan vuelo, como estos flamencos ...
... o estos moritos en perfecta formación y ...
... naturalmente las limícolas, a las cuales dedicaré un relato especial:
De los pequeños a los grandes! El milano negro estaba más muerto de calor que yo, creo:
Había visto entre los matorrales unas alas muy grandes y vaya suerte, la culebrera salió de allí para posarse en uno de los postes. Pero no por mucho rato ...
... porque volvió a emprender la caza:
Esto no gustó en absoluto a la pareja de milanos reales, que sobrevolaron permanentemente las salinas y echaron a la pobre culebrera de allí. Eran los amos y dueños porque mantenían en vilo a todas las otras aves, especialmente a las limícolas. Ya sabía cuando levantaban vuelo, que uno de los milanos se acercaba en vuelo bajo:
En el próximo capítulo os voy a mostrar una coqueta garcilla cangrejera en su bello traje nupcial. En vez de huir de mi y de mi coche, se acercó aún más de lo que ya estaba!
Saludos cordiales
Birgit Kremer